Dependiendo del tipo y el alcance del cambio, la aplicación
dentro de la organización puede ser gradual o abrupta. Es importante tener en
cuenta que de por sí los cambios generan tensión en las personas. Por lo tanto
es aconsejable que una vez que se han anunciado, se haga un plan de aplicación
razonable. Dentro del mismo, vendrán los cambios con sus fechas deseables, metas
a lograr y personas involucradas en dicho cambio. Quién hace qué y cuándo es
sumamente importante definirlo, sobre todo por la razón de entregar cuentas
futuras.
Igualmente se requiere contar con los elementos esenciales
para dichos cambios. Por ejemplo nuevos equipos, nuevas situaciones de trabajo,
nuevas formas para reportes, nuevos equipos de transporte, etc. Sería ilusión
pura pedir que se hagan cambios sin contar con los elementos básicos de dichos
cambios.
Otra parte sumamente importante de
cualquier cambio es el monitoreo que se haga de éste. Conviene definir fechas,
avances y personas a cargo. De esta manera se define un plan de monitoreo que le
permita a la gran administración ver que se lleven a cambio en forma y fondo
dichos cambios.
Solo tengamos presente que cuando
los recursos están en su lugar en un proceso de cambio, nos es más sencillo a
las personas usarlos para sacar adelante lo que nos corresponde