¿Ha
tenido que acercarse a una persona para pedirle un documento y pasar de 10 a 15
minutos esperando a que revise su archivero, folios y cajones antes de localizar
el papel solicitado?
Sabemos
que hay cosas debemos hacer periódicamente: presentar un informe de resultados,
viajar a las sucursales de la empresa, reunirnos con los socios, entre otras
cosas. Entonces, ¿por qué no colaborar
con lo inevitable? tal como postula Dale Carnegie en Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida. En vez de
posponer de manera consciente lo que sabemos que se debe hacer de todas maneras,
podemos encontrar el modo de hacernos más efectivos en la realización de esas
tareas a fin de disponer de más tiempo para actividades que sean de mayor
interés y agreguen valor a la dinámica organizacional, sumando a esto la imagen
profesional que proyectamos al anticiparnos a aquellas cosas imprescindibles. Por
ejemplo, respecto a los informes, el hecho de mantener actualizados y a mano
los datos de mayor relevancia para nuestra posición ya es un acto que denota
una visión clara de lo que se espera de nosotros y de nuestro aporte a los
objetivos organizacionales. Esto es esencial porque, como lo menciona Peter
Drucker en El ejecutivo eficaz, “los
hechos exteriores rara vez aparecen registrados en cifras antes de que sea
tarde para utilizarlos”. Del mismo modo, tener un plan de acción ante posibles situaciones
conflictivas es algo que debe elaborar en su escritorio -estudiando con calma los
recursos disponibles y las mejores soluciones-, no en medio de los ires y
venires de un imprevisto.
Estos
sencillos ejemplos sirven para ilustrar cómo el liderazgo empieza sentados en nuestro
escritorio, diseñando y sistematizando nuestras labores cotidianas para hacerlas
en el menor tiempo posible, con el mínimo esfuerzo y con la mayor calidad,
porque “la eficacia es una hábito, una suma de acciones repetidas”, diría
Drucker. Todas las acciones que usted despliegue en una conferencia, en la
visita a un proveedor o a un cliente o en una junta de seguimiento es algo que
previamente tuvo que estudiar y preparar sentado en su oficina: leyendo,
redactando, analizando…, es decir, planeando. Una imagen que puede ayudarnos a
darle la importancia necesaria a nuestras actividades de planeación y
organización es vernos como estrategas militares, que antes de saltar al campo
de batalla debemos calcular costos, beneficios, recursos y el mejor medio para
lograr la victoria. De esa manera evitaremos retrasar o ejecutar con poca calidad
aquello que sabemos que es parte ineludible de nuestras funciones.
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estas ideas en mente, le invitamos a que conozca nuestra formación
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