viernes, 2 de mayo de 2014

El uso de evidencias en las presentaciones

Una vez que ha capturado la atención de la audiencia con una buena apertura al realizar una presentación, es necesario establecer el tema o el mensaje de la misma. Al igual que en una fina sinfonía, donde el compositor revela el tema y luego procede a crear variaciones sobre el mismo, el expositor presenta el mensaje y luego procede a desarrollarlo con hechos, información y pruebas. 



La apertura está diseñada para llamar la atención de la audiencia. La presentación del mensaje  centra la atención en el tema. Puede ser una declaración sorprendente, como por ejemplo, “Ahora vamos a analizar los pros y los contras del nuevo proceso presupuestario”. Puede ser una pregunta como: “¿Cuáles son los pasos necesarios para lograr la certificación ISO 9001 en diciembre 15 del año que viene?”. A veces, la presentación del mensaje se hace como una propuesta lógica, tal como: “Si .... es cierto, entonces ... también es cierto, y .... es el resultado natural”. La presentación del mensaje orienta el desarrollo de la presentación y evita el riesgo de apartarse de su propósito u objetivo.

Cuidado con las historias cómicas. “Por alguna razón, el novato siente que debe ‘iluminar’ su charla contando una broma; suponiendo que el manto de Mark Twain ha descendido sobre sus hombros. No caiga en esa trampa”, recomiendó Dale Carnegie.

El uso de evidencia es la clave para alcanzar efectividad en su presentación. Las preguntas que, con frecuencia, están en la mente de los miembros de la audiencia -aunque rara vez las hagan- son “¿Por qué debo escucharle?”, “¿Por qué debería creerle?”, “¿Quién, además de usted, dice esto?”. Cuando necesitamos convencer a los demás de nuestro punto de vista, una de nuestras principales herramientas es el uso de la evidencia.

Tipos de evidencia que despejan dudas:
  • ·         Demostraciones
  • ·         Ejemplos / Muestras
  • ·         Hechos
  • ·         Estudios
  • ·         Analogías
  • ·         Testimonios
  • ·         Estadísticas

“Si usted tiene un punto importante para tratar, no trate de ser sutil o astuto. Utilice un martillo. Golpee el punto de una vez. Luego regrese y golpee de nuevo. A continuación, una tercera vez ¡un tremendo golpe!”, propuso Winston Churchill

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