viernes, 16 de mayo de 2014

Lenguaje corporal y asertividad



La asertividad es una técnica emocionalmente inteligente para hacer respetar nuestras ideas, opiniones, derechos y deseos, al mismo tiempo que tomamos en cuenta las posturas emocionales e intelectuales de la otra persona, a fin de encontrar un acuerdo de mutua conveniencia o, por lo menos, dejar claro nuestro punto de vista. La asertividad conjuga la expresión verbal y corporal, por ello es necesario que nuestras expresiones sean complementarias y den fuerza al mensaje que queremos manifestar.

Son tres los elementos principales que debemos armonizar en nuestro lenguaje corporal: 

1. Postura y mirada

Debemos mantener una distancia adecuada, no demasiado cercana para que no parezcamos amenazantes, y procurar mantenernos bien erguidos si estamos de pie o sentados con una leve inclinación hacia adelante. La mirada debe mantenerse en el rostro de nuestro interlocutor. Necesitamos mostrar seguridad, sin ser desafiantes y estar relajados sin caer en la apatía.

2. La expresión facial

Nuestro rostro debe dar señales claras de cómo nos estamos sintiendo: si estamos satisfechos debemos sonreír, si estamos dudosos o insatisfechos una mirada puede transmitir nuestra inquietud. Recordemos que se trata de manifestar nuestro acuerdo o desacuerdo con la situación y no de evaluar a la otra persona, por ello debemos cuidar que nuestro gesto no la incomode u ofenda.

3. El tono de voz

Es frecuente que cuando nos sentimos frustrados elevemos el tono de voz y es cuando empezamos a perder credibilidad frente al otro, además, también puede evidenciar que nos sentimos fuera de control y de esa manera se dificulta que la otra persona esté dispuesta a escucharnos. Es importante que el volumen de voz y la elección que hacemos de las palabras denoten respeto hacia el otro y seguridad en nosotros mismos, esto es, sin mostrar desafío o arrogancia.

Una vez que logramos que nuestro lenguaje verbal y no verbal proyecten la misma intención estamos listos para tener un diálogo constructivo, donde podremos colocar nuestras ideas en el centro del debate, manteniendo una actitud cordial y firme al mismo tiempo. Es así como lograremos sentar posturas, negociar acuerdos y dirimir diferencias, sin crear tensión emocional o caer en descalificaciones. Mantener una actitud positiva, propositiva y calmada será nuestra mayor ventaja al confrontar desacuerdos.

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