Cualquier
persona que esté en posición de autoridad o ejerza un liderazgo va a encontrar
desafíos con gran frecuencia y, la mayoría de veces, puede recurrir a un
colaborador altamente capacitado en el tema, aplicar una de las técnicas de gestión
administrativa o solicitar una consultoría especializada. Sin embargo, cuando
se trata de encontrar el modo de manejar las dudas que tiene sobre una
situación o un individuo las circunstancias son más exigentes.
Quizá
porque sabe que sus colaboradores, y la organización en general, tienen altas
expectativas sobre su habilidad y conocimiento para hacer lo correcto en cada
caso, resulta bastante difícil para un líder dejar asomar un gesto de inseguridad. Suele
suceder que, en el interés de proyectar confianza, progresivamente cierra
sus ojos y oídos a otros puntos de vista, sobre todo si se distancian del
concepto (o solución) con que se siente más ‘cómodo’. Es cuando surgen filtros de información, que los
colaboradores usan para llevar al líder ‘lo que quiere escuchar’ y no lo que
realmente necesita saber, pues aquellos se sienten limitados para compartir plenamente
las diferencias de criterio y los resultados que contradigan la línea de acción
señalada. Todo esto se traduce en que la comunicación se sesga y el líder se aísla
de su equipo.
Al
paso del tiempo, la información que llega al líder tamizada por dichos filtros parece
confirmar que las decisiones tomadas fueron las correctas y éste se arraiga más
en esta manera de gestionar las actividades de sus colaboradores, sin darse
cuenta que se puede estar represando, en algún lado, una avalancha de
consecuencias inesperadas. En este caso, es probable que él sea el único que no
vea venir la avalancha.
¿Cómo superar esta situación?
Frente
a eso, de ninguna manera se espera que el líder invierta demasiado tiempo para analizar
y tomar decisiones o que busque constantemente aprobación de su equipo, lo que
sí es absolutamente recomendable es solicitar y permitir que su gente lo
asesore de manera adecuada y oportuna. Los colaboradores aprecian ser tenidos
en cuenta, esperan que su experiencia tenga un lugar en la mesa de análisis de
su jefe y admiran que éste tenga la capacidad para autoevaluarse. Cuando un
equipo está liderado por alguien que admita con calma y apertura mental las divergencias,
sus miembros están más dispuestos a buscar y exponer los pro y los contra de
cada situación, sin filtros, ayudando a una toma de decisiones más objetiva y
acertada. Eso, sin duda, hará más eficaz y eficiente la gestión del líder y
permitirá obtener mejores resultados organizacionales, sin hablar de la
incidencia positiva en el ambiente laboral.
Lidere
con apertura de criterio y logre el apoyo de su equipo.
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con efectividad y desarrollar positivamente a sus colaboradores.
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