miércoles, 21 de mayo de 2014

Liderazgo para un mundo globalizado


Tener la responsabilidad de liderar una organización o un equipo de trabajo en los momentos actuales puede ser una experiencia retadora, pues ya no se trata de lograr que se hagan las cosas bien y a tiempo sino de atender simultáneamente indicadores como la productividad, la huella ecológica, la responsabilidad social y mantener elevados estándares de calidad, entre otros. Para responder a estos asuntos es común que las empresas contraten como jefes y supervisores a personas con conocimientos en el área; el punto es que, algunas veces, los resultados organizacionales no reflejan la experiencia de estos líderes y no parece haber una explicación al respecto, por lo cual se toman medidas como cambios de personal, inversiones en nuevos equipos, planes de ahorro, entre otras acciones, y la situación sigue sin mejora significativa. La pregunta es ¿qué puede estar sucediendo?

Sin importar el giro económico de la empresa, el factor clave es el talento humano. Para un líder, tener una conexión de influencia con sus colaboradores es la llave a un enorme potencial de éxito, porque quienes trabajan movidos por la convicción y el compromiso siempre estarán dispuestos a dar más que aquellos que laboran bajo la sombra de la inercia y la apatía. Curiosamente, para influir se requiere más intuición que intelecto, como leemos en el libro Cómo ganar amigos e influir en las personas en la era digital, de Dale Carnegie y Asociados: “La influencia no hace distinción en cuanto a educación o experiencia: sólo acude a quien deja a un lado su estatus (…) y se pone en el lugar del otro. Hacerlo requiere perspicacia y espontaneidad para leer lo que hay debajo de la superficie de una interacción”. Para influir en otros es indispensable trascender las palabras y liderar con acciones nuevas, enfocadas a percibir las cosas desde la perspectiva del otro, para encontrar intereses comunes y metas compartidas.

Cuando un líder adopta la costumbre de ver las cosas de este modo, está mejor capacitado para encontrar oportunidades de innovación y soluciones hacia afuera y hacia adentro de su entorno inmediato, una habilidad muy apreciada por las organizaciones en la actualidad, pues en un mercado globalizado se necesita tener visión macro y micro para responder a las demandas de clientes y consumidores cada vez más exigentes -con mayores opciones de servicios y productos-, al mismo tiempo que se cuidan los indicadores internos de los que hablamos al inicio. Esta actitud de apertura también le permitirá desarrollar a sus colaboradores en formas que realmente les incentive a apoyar las políticas de la organización, ya que no les serán impuestas sino que ellos percibirán los beneficios que se obtendrán si éstas son observadas y promovidas por todo el equipo, por medio de la visión que les comparte.

Allí está la respuesta para que los resultados organizacionales repunten: promover un liderazgo donde los resultados dejan de ser ‘una idea de los jefes’ para convertirse en un objetivo colectivo. Todos contribuyen, todos ganan.

Desarrolle un liderazgo de influencia y tenga éxito en un mundo globalizado.

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